¿CÓMO IMPLICAR A LAS FAMILIAS?
Coordinación
con el centro.
La coordinación de la familia con el centro es
esencial para programar
de forma
conjunta las estrategias educativas diseñadas para el alumno.
Aprovechar las entrevistas para hablar de las dificultades
encontradas,
los progresos y para establecer objetivos
conjuntos y revisarlos
periódicamente. Centrarse en los aspectos
comunes y en los acuerdos y
no en las desavenencias.
Supervisar la agenda como medio para controlar deberes,
exámenes,
trabajos, material, etc. y para comunicaciones
puntuales con el profesor
evitando comentarios que evidencien
desacuerdos entre familia y
escuela.
Control de la
conducta.
La
utilización de estrategias comunes entre la familia y la escuela
multiplican
la eficacia de las mismas.
Hay que hablarles con claridad, de forma
directa y mirándoles a los
ojos. Las instrucciones deben ser cortas y
concretas, paso a paso y
asegurar que la han comprendido.
Ser coherenteen mantener las mismas expectativas en
casa y en el
colegio: lo que el alumno es capaz de hacer en
un ámbito, lo puede
conseguir en el otro.
Reforzar las conductas positivas. Cuando el
comportamiento es el
adecuado, hay que indicarlo y felicitarle por
ello.
Facilitar
comentarios sobre su conducta que puedan ayudarle a entender
qué comportamientos son adecuados y cuáles no.
Ayudarle a pensar en
voz alta sobre los acontecimientos de su vida,
sus emociones, sus planes.
Establecer normas de disciplina explícitas, claras, comprensibles para
el
hijo. Y deben ser consistentes, es decir, las
estrategias y las normas
deben ser
siempre las mismas al igual que las consecuencias.
Exponer
claramente las consecuencias
del mal comportamiento y ser
pertinente y
coherente en su aplicación. Actuar de forma inmediata.
Cuando se incumpla una norma hay que
recordarla y actuar en
consecuencia, sin dejarse influir por las
protestas y sin perder la calma.
También puede
ser eficaz advertir de las consecuencias y dar un margen
de tiempo para que haga lo que se le ha
indicado.
Utilizar la recompensa más que el castigo. Si sabemos cuál es
la
conducta positiva que queremos cambiar por la
inadecuada, cuando ésta
se produzca
podremos elogiarla y recompensarla.
Ser persistentes. Los
cambios tardan en producirse.
Una de las
formas de aprendizaje más eficaz es la observación de la
conducta de
los adultos. El padre y la madre pueden convertirse en
un modelo para su hijo dando una imagen adecuada y
enseñándole
estrategias
de autocontrol, planificación, etc.
Un ambiente relajado y libre de estrés contribuye a que los
niños se
muestren más tranquilos. La familia puede
ayudar a crear este
ambiente en casa.
Establecimiento
de rutinas y organización del tiempo.
Los niños y jóvenes con TDAH necesitan
más estructuración y
supervisión para poder organizarse y manejar
el tiempo. Tener unas
rutinas y un horario estable les ayuda a
afrontar sus responsabilidades
en todos los ámbitos.
Realización de tareas en casa.
Siguiendo
algunas pautas sencillas, las familias pueden ayudar a que
su hijo haga las tareas en casa y realice los
aprendizajes iniciados en el
colegio.
Gestión del
tiempo de estudio: enseñarle a establecer unas rutinas a la
hora de los
deberes, hacer descansos breves y frecuentes, realizar lo más
difícil al principio cuando la atención es
mayor.
Optimización del estudio: dividir las tareas en apartados más
pequeños.
Durante el estudio hacer esquemas que resuman
los puntos más
importantes y así desglosar la información en
apartados de menor
tamaño.
Organización
del material: utilizar un
lugar de estudio que sea siempre
el mismo y sin elementos que le puedan
distraer. Asegurarse de que
prepara todo el material necesario para el día
siguiente. Puede utilizar
una carpeta
para guardar las tareas terminadas y así no olvidar
ninguna.
Ayudarles a preparar la mochila haciendo de ello una rutina y
dando
instrucciones claras. Puede ser práctico vaciar la mochila al llegar
a casa para ordenar el material y asegurarse
de no olvidar nada dentro.
Refuerzo de la realización de tareas: establecer plazos realistas par hacer
los deberes y
estudiar, de acuerdo con su hijo, y acordar juntos la
recompensas
que conseguirá tras el trabajo bien hecho: tiempo propio
para ver la
televisión o jugar, actividades con la familia que le gusten,
algún extra
para el fin de semana… Valorar positivamente sus esfuerzos
y sus progresos, poniendo más interés en la
realización de sus trabajos
que en los resultados obtenidos.
Desarrollo emocional/autoestima.
No se debe
olvidar la importancia de un adecuado desarrollo emocional
del niño, cuidando los mensajes que se le
hacen llegar y los comentarios
que puede escuchar. Debemos ayudarle a
afrontar sus dificultades con
realismo y espíritu de superación. Necesitan
ayuda para comprender sus
emociones y controlarlas. Es importante
ayudarle a distinguirlas y
hablar de ellas. Los fracasos continuos pueden
afectar a su autoestima,
por lo que conviene proporcionarle actividades
en las que pueda obtener
éxito y
disfrute.
Relaciones sociales.
A pesar que
puedan aparecer conductas no apropiadas se deben permitir
las actividades de juego y de grupo adecuadas
a cada edad, con
supervisión
si fuera necesario, para facilitar las relaciones sociales.
Técnicas
específicas.
Existen
técnicas específicas para la mejora de algunos comportamientos
asociados al TDAH que se aconseja que las
familias conozcan y
utilicen:
técnicas de modificación de conducta, entrenamiento en
autoinstrucciones,
técnicas de relajación.
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